La independencia de las antiguas colonias españolas de América no fue sólo el resultado de una guerra larga y cruenta. Si bien ésta rompió los và nculos polà ticos y la dependencia burocrática con la metrópoli, fueron las diferentes corrientes de pensamiento las que dieron fisonomà a a las nuevas naciones, en especial su opción por el republicanismo.Puede decirse, entonces, que aquélla no fue simplemente una guerra de independencia, como a menudo ha sido valorada, sino una verdadera revolución que se inició antes de que las acciones militares hubieran dado comienzo y que se prolongó por muchos años más de los que se necesitaron para romper las relaciones de sometimiento del régimen colonial. No es una exageración afirmar entonces que el siglo XIX tuvo como propósito echar las bases de los nuevos Estados y, por consiguiente, formar un ciudadano que se amoldara a los ideales de la nueva sociedad. Todo el siglo fue una búsqueda de la identidad, un intento de definirse Colombia como nación, de adoptar el sistema polà tico y las formas culturales que le darà an su carácter dentro del concierto de los pueblos. Puede decirse, entonces, que aquélla no fue simplemente una guerra de independencia, como a menudo ha sido valorada, sino una verdadera revolución que se inició antes de que las acciones militares hubieran dado comienzo y que se prolongó por muchos años más de los que se necesitaron para romper las relaciones de sometimiento del régimen colonial. No es una exageración afirmar entonces que el siglo XIX tuvo como propósito echar las bases de los nuevos Estados y, por consiguiente, formar un ciudadano que se amoldara a los ideales de la nueva sociedad. Todo el siglo fue una búsqueda de la identidad, un intento de definirse Colombia como nación, de adoptar el sistema polà tico y las formas culturales que le darà an su carácter dentro del concierto de los pueblos.